La oruga procesionaria del pino es un insecto de la familia de los lepidéptoros. Es notoriamente conocida por los riesgos sanitarios que produce, tanto para los humanos como para los animales domésticos.
Parasita los coníferas como el pino, el cedro o el abeto de Douglas, desfoliándolos de manera muy pronunciada.
Avanza inexorablemente por toda la cuenca mediterránea.
Su ciclo de vida específico exige conocimientos biológicos y técnicos específicos.
Presentación del insecto
Los adultos son mariposas nocturnas que emergen de tierra en verano en una fecha más o menos variable según la ubicación geográfica, la altitud, o las condiciones climáticas.
Sobre la fachada atlántica, los vuelos empiezan desde principios de junio y se extienden a lo largo de todo el verano.
Las mismas condiciones se encuentran en el en clima oceánico degradado así como en el clima continental. Los vuelos empiezan también muy pronto en zonas montañosas.
En cuanto a la fachada mediterránea, resulta muy estable, con vuelos a finales de julio y agosto. Es sin embargo en esta zona que se pueden observar vuelos muy tardíos hasta octubre.
Las mariposas macho y hembra no viven mmás que el tiempo de la reproducción, es decir 1 día para el macho y entre 2 y 3 días para la hembra. Las hembras ponen entre 80 y 250 huevos dispuestos en una manga alrededor de dos acículas de pino. Las recubren de las escamas de su abdomen para protegerlos. En cuanto nacen, las orugas empiezan a engullir metódicamente las acículas del árbol.
Su desarrollo pasa por cinco estadios larvarios entrecortados de mudas
Al final del 5o estadio larvario (desde principios de enero hasta finales de abril según la altitud y la insolación, salvo una excepción para la fachada Atlántica), descienden del árbol: es la procesión de pupa (nínfosis).
Salen entonces del estadio aéreo para ir a enterrarse en un suelo suelto bajo una temperatura clemente. Se entierran entre 10 y 20 cm de profundidad bajo tierra para transformarse en crisálida.
Este estado puede perdurar algunos meses como cinco años (diapausa prolongada durante malas condiciones climáticas). Esta diapausa es frecuente en montaña, las orugas realizando a menudo su ciclo durante 2 años para compensar el corto período favorable para su desarrollo. Cuanto más se sube hacia el Norte y en altitud, más los estadios larvarios se desarrollan lentamente, lo que reduce esta diapausa.
Pocos meses antes de la salida de la mariposa, la transformación volverá a empezar para acabar con el imago, una mariposa nocturna muy discreta, gris-marrón, midiendo 4 a 5 cm, lista para la reproducción. Es su única función: no lleva espiritrompa ni tampoco se alimenta.
Variaciones en su ciclo de vida aparecen frecuentemente según los años.
Puede que sean también sensibles según la ubicación del área. Se puede dar como ejemplo la fachada atlántica donde se observan regularmente procesiones desfasadas a partir del més de diciembre, incluso noviembre.
Desde el 2014 los desfases son cada vez más frecuentes en muchas regiones. Las procesiones se extienden por consiguiente en las áreas implicadas desde el mes de octubre hasta el mes de abril, lo que complica considerablemente el control. El período de riesgo ha también mucho aumentado.
Un comportamiento gregario
A lo largo de toda su vida, las orugas procesionarias quedan agrupadas para sobrevivir.
En los primeros fríos, el nido de invierno, semejante a una bolsa de seda espesa, va a servir de verdadero radiador solar.
Es entonces visible y llega a ser la señal distintiva de su presencia.
Los riesgos de la oruga procesionaria
La oruga procesionaria es una plaga dañina muy temible porque posee un modo de defensa particularmente eficaz: millones de pelos urticantes y peligrosos para los humanos y los animales. Esos pelos anaranjados y microscópicos están contenidos en bolsones llamados: "espejos". Están situados en cada segmento dorsal.
Durante una fase de peligro o de estrés, la oruga abre sus "espejos" y suelta miles de pelos urticantes que miden apenas unos micrones, iguales que un polvo fino. Estos pelos en suspensión en el aire o llevados por el viento no tendrán ninguna dificultad en alcanzar las zonas descubiertas de los hombres y de los animales.
Equipados de ganchos, parecidos a harpones, los pelos se agarran muy fácilmente a la dermis y sueltan al romperse una sustancia urticante: la thaumatopeina. Estos pelos son muy volátiles, porque tienen el tamaño de un polvo fino. Pueden desprenderse cuando se quite la ropa y caerse sobre su piel.
Las reacciones alérgicas
Estos pelos son responsables de reacciones más o menos violentas sobre la piel, los ojos y el sistema respiratorio de los humanos y de los animales.
Cuando el animal ha sido afectado, no hay que manejarlo porque podría tener reacciones cutáneas respecto al contacto de los pelos urticantes presentes en su compañero.
En todos los casos, si hay reacciones violentas, consulte a su médico o a su veterinario, incluso las urgencias, o componga el 112.